Como leer la poesía—
El poema ha llegado a ser unos de los textos más difíciles de leer y entender. ¿Por qué? Por el vocabulario erudito? Por la cantidad de posibles significados o mensajes? Por la falta de lenguaje directo o el uso de símbolos?
Poema es arte
La poseía es arte—y como arte es mas fácil gozarla si nos abrimos a las riquezas que nos ofrece. Podemos gozar del sonido, si leemos el poema en voz alta. Podemos gozar de la serie de imágenes, el movimiento, los olores y sensaciones si dejamos la necesidad de analizar al lado—por un momento. Experimentar el poema primero, comprenderlo después. Según Nicanor Parra, la poesía, como una montaña rusa, provoca una reacción en el lector—es más experiencia que ejercicio mental.
“La montaña rusa”
Durante medio siglo
La poesía fue
El paraíso del tonto solemne
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
Echando sangre por boca y narices.
El museo de arte
Al visitar un museo de arte y observar los cuadros como “El nacimiento de Venus” de Botticelli podemos hacer dos cosas: 1) ver y disfrutar la belleza, los colores, las sensaciones que nos entran al mirar o 2) describir lo que vemos, analizar, clasificar, juzgar, expresar opiniones, y asignar significados a los elementos o a la obra entera.
Producimos significado
Cuidado con la idea que el poema contiene un significado secreto y que a través de un proceso analítico vas a poder rescatar el significado de su laberinto donde el poeta lo ha escondido. El hecho de que es arte quiere decir que proyecta muchos significados—somos nosotros los lectores que producimos significado a base de nuestras experiencias, la educación, nuestra cultura, y la sicología—hasta la subconciencia.
Análisis de poesía
Después de relajarnos un poco y empezar a gozar de la experiencia, podemos explorar como leer mejor, porque sí hay lecturas mas informadas—o sea considerar los elementos del poema y observar las relaciones entre ellos—en otras palabras–iniciar análisis.
1) El elemento más básico de la poesía es el símbolo que es un imagen cargado de significado—los símbolos tienen significados diversos—por ejemplo la sangre puede significar la vida, la pasión, la muerte, los ancestros, la herencia genética, una bebida sagrada, o diferentes tipos de sacrificios—y más todavía. Hay que considerar las posibilidades simbólicas.
2) El contexto nos ayuda limitar los significados—a veces el título establece el contexto, como en el poema “Alturas de Macchu Picchu” de Pablo Neruda. Con su primer verso “Entonces en la escala de la tierra he subido” el símbolo de la escala es más fácil de comprender por el contexto de las ruinas incas de Macchu Piccho o la frase “de la tierra” que limita también las posibilidades interpretativas a la geografía de cierta región andina.
3) La voz poética–¿Con quién habla? ¿Se dirige a otro personaje, a una piedra, al universo o al lector? También nos ayuda determinar si el poema es un diálogo, una descripción, una meditación, unos pensamientos o unas instrucciones. Así podemos saber quien es el público y cual es la función del poema.
4) De los cinco sentidos, el sentido más activado en la poesía es tal vez la vista—pero los otros reciben atención y ofrecen encuentros ricos con los versos. Al estar conciente de la sensación representada podemos “sentir” el poema mejor y también clasificar posibles significados porque cada sentido es otro lenguaje.
Finalmente existe la posibilidad de iniciar un estudio más profundo utilizando otros instrumentos de análisis de la poesía. Estos instrumentos se llaman figuras retóricas y nos ayudan describir lo que ocurre en el poema. Unos ejemplos son: 1) La aliteración—la repetición del mismo sonido consonante, 2) La hipérbole—la exageración y 3) la onomatopeya—imitar sonidos que ocurren en la naturaleza.
Leer la poesía no es un proceso científico—es una exploración de la cultura, de la consciencia y de uno mismo. En los últimos versos de su poema titulado “La poesía” Octavio Paz exige varias cosas de la poesía:
Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.